En América Latina, la transformación digital avanza a pasos agigantados, pero el compromiso con la responsabilidad social y la ética empresarial es más relevante que nunca. Las empresas que operan en la región enfrentan desafíos únicos: marcos regulatorios diversos, brechas sociales, y cadenas de suministro que a menudo cruzan fronteras y sectores con distintos niveles de riesgo. En este contexto, la prevención de la esclavitud moderna y la promoción de los derechos humanos no solo son obligaciones legales y éticas, sino también factores clave para la sostenibilidad y la reputación empresarial.
Aunque la esclavitud moderna suele asociarse con industrias tradicionales como la manufactura o la agricultura, los sectores de consultoría y transformación digital también presentan riesgos significativos. La dependencia de proveedores tecnológicos globales, el uso de mano de obra temporal o remota, y la complejidad de los modelos de entrega de proyectos pueden dar lugar a situaciones de explotación laboral, trabajo forzado o trata de personas. En países latinoamericanos, donde la informalidad laboral y la tercerización son comunes, la vigilancia y la gestión proactiva de estos riesgos son esenciales.
El Código de Conducta para Proveedores es la piedra angular de una cadena de suministro ética. Este código exige a todos los proveedores:
Para las empresas en América Latina, la implementación efectiva de estas políticas requiere:
La publicación de declaraciones anuales sobre esclavitud moderna es una práctica que aporta transparencia y permite a las empresas rendir cuentas sobre sus avances y desafíos. Estas declaraciones detallan la gestión de riesgos, el compromiso con los proveedores, la capacitación interna y las acciones de mejora continua.
Integrar los derechos humanos en cada iniciativa de transformación digital no solo mitiga riesgos operativos y reputacionales, sino que también fortalece la confianza de clientes, inversores y comunidades. En América Latina, donde la presión social y regulatoria sobre la responsabilidad empresarial crece, las organizaciones que lideran con integridad y transparencia marcan la diferencia y contribuyen a un ecosistema digital más justo y resiliente.
A medida que la transformación digital se acelera en la región, la responsabilidad de garantizar que el progreso no se logre a costa de los derechos humanos es compartida por todos los actores del ecosistema. Invitamos a líderes de compras, cumplimiento y transformación digital en América Latina a sumarse a la erradicación de la esclavitud moderna y la promoción de prácticas empresariales éticas. Juntos, podemos construir un futuro digital innovador, justo y humano para la región.
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