La transformación digital en el sector salud de América Latina está en un punto de inflexión. El crecimiento exponencial de datos de salud—desde historias clínicas electrónicas (EHR), wearables, genómica y monitoreo remoto—abre oportunidades sin precedentes para mejorar la atención, los resultados y la eficiencia operativa. Sin embargo, el potencial de la medicina digital y la inteligencia artificial (IA) sigue limitado por desafíos estructurales: sistemas fragmentados, silos de datos y plataformas que no fueron diseñadas para la interoperabilidad ni para poner al paciente en el centro.
Para liberar el verdadero valor de la salud digital, las organizaciones deben adoptar una mentalidad de plataforma, reimaginando su infraestructura digital para habilitar la interoperabilidad, la preparación de datos y experiencias centradas en el paciente. Este enfoque es especialmente relevante en países como México, donde la diversidad de sistemas públicos y privados, la dispersión geográfica y la brecha de acceso requieren soluciones flexibles y colaborativas.
La interoperabilidad es la clave para romper los silos de datos que históricamente han limitado la coordinación y la innovación en salud. Aunque existen avances en estándares como HL7 FHIR y esfuerzos regionales para compartir información, la verdadera interoperabilidad exige estructuras estandarizadas, gobernanza robusta de datos y una arquitectura abierta que permita la integración entre sistemas clínicos, administrativos y de atención al paciente.
En México, la fragmentación entre sistemas públicos (IMSS, ISSSTE, Secretaría de Salud) y privados, así como la coexistencia de registros en papel y digitales, hace aún más urgente avanzar hacia plataformas interoperables. Las organizaciones que lideren este cambio podrán coordinar mejor la atención, reducir duplicidades y ofrecer experiencias más fluidas a los pacientes.
La IA y la analítica avanzada solo pueden ser tan efectivas como la calidad de los datos que consumen. Muchas instituciones de salud en América Latina enfrentan datos fragmentados, inconsistentes o mal gobernados. La preparación de datos implica:
Invertir en la preparación de datos no solo mejora la eficiencia operativa, sino que sienta las bases para la innovación futura impulsada por IA, como la personalización de tratamientos y la predicción de riesgos.
La verdadera transformación digital no es solo tecnológica, sino experiencial. Las nuevas plataformas deben diseñarse en torno a las necesidades, preferencias y contexto de vida de los pacientes. Esto implica:
La revolución digital en salud ya está en marcha en América Latina, pero su potencial solo se realizará plenamente cuando las organizaciones superen las mejoras incrementales y adopten una mentalidad de plataforma. Invertir en plataformas interoperables, preparadas para IA y centradas en el paciente permitirá ofrecer experiencias sin fricciones, apoyar el cuidado basado en valor y acelerar la innovación a escala.
El reto es complejo, pero las recompensas—mejores resultados, menores costos y un sistema de salud verdaderamente centrado en las personas—están al alcance. Es el momento de liderar el cambio y construir el futuro de la salud en la región.