La industria de transporte y movilidad en América Latina está experimentando una transformación sin precedentes, impulsada por la digitalización, la electrificación y la demanda de experiencias más conectadas y sostenibles. Para los ejecutivos latinoamericanos, entender y anticipar estos cambios es fundamental para mantener la competitividad y responder a las expectativas de consumidores cada vez más exigentes y conscientes del medio ambiente.
El avance de los vehículos eléctricos (EVs) en la región, aunque más lento que en Europa o Norteamérica, está ganando tracción gracias a incentivos gubernamentales, la reducción de costos de baterías y la presión por cumplir metas de sostenibilidad. Países como México, Colombia y Chile están liderando la adopción de flotas eléctricas en transporte público y privado, mientras que Brasil avanza en la producción local de componentes clave. Sin embargo, la infraestructura de carga y la integración con energías renovables siguen siendo retos críticos.
La electrificación no solo implica cambiar el tipo de vehículo, sino repensar el modelo de negocio: desde servicios de suscripción y car sharing hasta plataformas de movilidad como servicio (MaaS), que integran diferentes modos de transporte en una sola experiencia digital.
El consumidor latinoamericano exige experiencias digitales fluidas, desde la compra hasta el uso y mantenimiento del vehículo. Las marcas que logren ofrecer procesos omnicanal, información transparente y personalización basada en datos serán las que conquisten la lealtad del cliente. La digitalización también está transformando el rol de los concesionarios, que pasan de ser el punto central de la venta a convertirse en uno de muchos puntos de contacto en el viaje del cliente.
La integración de plataformas como Salesforce permite a las empresas del sector gestionar datos de clientes, automatizar comunicaciones y ofrecer recomendaciones personalizadas en tiempo real, mejorando la retención y el valor de vida del cliente.
La presión regulatoria para reducir emisiones y promover la movilidad sostenible es cada vez mayor en la región. Gobiernos locales están implementando normativas para restringir vehículos contaminantes en grandes ciudades, fomentar el uso de transporte público eléctrico y exigir reportes de sostenibilidad a las empresas. Para los ejecutivos, esto implica la necesidad de monitorear y reportar indicadores ESG (ambientales, sociales y de gobernanza) y adaptar sus operaciones para cumplir con estándares internacionales y locales.
La adopción de inteligencia artificial (IA) está revolucionando la gestión de flotas, el mantenimiento predictivo y la experiencia del usuario. Plataformas de IA permiten anticipar fallas, optimizar rutas y personalizar ofertas, generando ahorros y nuevas fuentes de ingresos. Además, la IA facilita la integración de servicios de movilidad compartida y la orquestación de ecosistemas complejos, donde múltiples actores colaboran para ofrecer soluciones integradas al usuario final.
Las nuevas generaciones en América Latina valoran la flexibilidad y la sostenibilidad por encima de la propiedad. El auge de servicios de car sharing, micromovilidad (bicicletas y scooters eléctricos) y aplicaciones de movilidad está cambiando la forma en que las personas se desplazan, especialmente en entornos urbanos. Las empresas que logren adaptarse a estos hábitos y ofrecer soluciones integradas y asequibles serán las que lideren el mercado.
La movilidad en América Latina está en un punto de inflexión. Los líderes que abracen la transformación digital, la sostenibilidad y la innovación estarán mejor posicionados para capturar las oportunidades de un mercado en rápida evolución y contribuir a un futuro más limpio, eficiente y conectado para la región.