En el contexto actual, las empresas latinoamericanas enfrentan una transformación acelerada en la gestión y monetización de datos. La digitalización, la creciente preocupación por la privacidad y la desaparición de las cookies de terceros están redefiniendo la manera en que las organizaciones capturan, procesan y extraen valor de la información de sus clientes. Este escenario presenta desafíos únicos, pero también oportunidades significativas para quienes logren adaptarse y capitalizar el potencial de sus activos de datos.
En América Latina, sectores como el retail, servicios financieros, turismo y hospitalidad han acumulado grandes volúmenes de datos de clientes a través de programas de lealtad, canales digitales y experiencias presenciales. Sin embargo, la clave no está solo en la cantidad, sino en la capacidad de transformar esos datos en experiencias personalizadas y en nuevas fuentes de ingresos, siempre bajo el marco de la regulación local y la confianza del consumidor.
La monetización de datos —ya sea a través de redes de medios propias, alianzas estratégicas o productos de datos— requiere una cultura organizacional que valore la calidad, la seguridad y la transparencia en el uso de la información. En países como México, donde la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) establece lineamientos claros sobre el consentimiento y la transferencia de datos, las empresas deben diseñar estrategias que equilibren innovación y cumplimiento normativo.
El primer paso hacia la monetización efectiva es la consolidación de datos propios (first-party data) y la creación de una visión unificada del cliente. Esto implica integrar información de múltiples fuentes —transacciones, interacciones digitales, preferencias declaradas— en plataformas robustas como los Customer Data Platforms (CDP). Así, las empresas pueden activar campañas personalizadas, optimizar la experiencia del cliente y generar valor tanto para la organización como para sus socios comerciales.
En el sector hotelero, por ejemplo, la personalización basada en datos permite anticipar necesidades, ofrecer servicios diferenciados y fortalecer la lealtad. Un huésped recurrente puede recibir ofertas relevantes, recomendaciones personalizadas y una atención que reconoce sus preferencias, incrementando la probabilidad de recompra y la satisfacción general. Además, la colaboración con marcas aliadas —por ejemplo, en el lobby del hotel o a través de la app móvil— abre la puerta a modelos de ingresos compartidos y a la creación de ecosistemas de valor.
La confianza del consumidor es el pilar de cualquier estrategia de monetización de datos. En América Latina, la percepción sobre el uso de la información personal es cada vez más crítica, y los marcos regulatorios evolucionan rápidamente. Las empresas deben adoptar una mentalidad privacy-first, implementando mecanismos de consentimiento granular, transparencia en el uso de datos y procesos sólidos de gobernanza.
El uso de tecnologías como los data clean rooms —entornos seguros para la colaboración de datos entre empresas sin exponer información sensible— está ganando tracción en la región. Estas soluciones permiten realizar análisis conjuntos, medición de campañas y activación de audiencias de manera segura y conforme a la regulación, facilitando la colaboración entre marcas, medios y socios estratégicos.
Empresas líderes en Estados Unidos y Europa han demostrado que la monetización de datos puede convertirse en una línea de negocio multimillonaria, especialmente en retail y consumo masivo. En América Latina, el potencial es igualmente alto, pero requiere adaptar las mejores prácticas globales al contexto local: considerar la fragmentación de los canales, la diversidad cultural y las particularidades regulatorias de cada país.
Por ejemplo, una cadena hotelera en México puede aprovechar su base de datos de huéspedes para crear segmentos de alto valor, ofrecer espacios publicitarios a marcas afines y medir el impacto de las campañas en ventas reales, todo bajo estrictos controles de privacidad. El éxito radica en la capacidad de orquestar experiencias relevantes, medir resultados en tiempo real y mantener la confianza del cliente como prioridad.
La monetización de datos en América Latina es una oportunidad tangible para quienes logren combinar innovación, cumplimiento y enfoque en el cliente. En un entorno donde la privacidad y la confianza son diferenciales competitivos, las empresas que inviertan en capacidades de datos, adopten modelos colaborativos y prioricen la transparencia estarán mejor posicionadas para capturar el valor de la economía digital y liderar en sus sectores.