La movilidad eléctrica está emergiendo como un pilar fundamental en la transición energética de América Latina. Si bien la experiencia europea ofrece valiosas lecciones, la realidad latinoamericana presenta desafíos y oportunidades únicas que requieren estrategias adaptadas a la región. En este contexto, las empresas de servicios públicos (utilities) están llamadas a desempeñar un papel central, no solo como proveedores de energía, sino como arquitectos de un ecosistema de movilidad eléctrica inclusivo, eficiente y centrado en el usuario.
A diferencia de Europa, donde la infraestructura de recarga y los incentivos regulatorios han avanzado de manera significativa, América Latina enfrenta retos particulares:
Las utilities latinoamericanas tienen la oportunidad de liderar la transformación de la movilidad eléctrica a través de varias palancas:
Invertir en redes de recarga públicas y privadas, en colaboración con gobiernos locales, fabricantes y operadores privados, es esencial para democratizar el acceso a la movilidad eléctrica. Modelos innovadores como la recarga peer-to-peer (P2P), donde particulares y empresas comparten sus puntos de recarga, pueden acelerar la cobertura y reducir la necesidad de grandes inversiones iniciales.
El desarrollo de plataformas digitales que centralicen la información sobre puntos de recarga, elegibilidad a incentivos, simuladores de TCO y gestión de la recarga es clave para simplificar el recorrido del cliente. Aplicaciones móviles que permitan planificar rutas, monitorear el estado de la batería y acceder a comunidades de usuarios fomentan la confianza y el sentido de pertenencia.
Cada sesión de recarga genera datos valiosos sobre hábitos de consumo y preferencias. Las utilities pueden aprovechar esta información para anticipar la demanda, ofrecer recomendaciones personalizadas (como recarga en horarios de menor costo o integración con energía solar) y desarrollar nuevos servicios, siempre respetando la privacidad y la regulación local.
La movilidad eléctrica abre la puerta a ofertas integradas: paquetes que combinan vehículo, recarga, energía renovable y mantenimiento, o tarifas de roaming que permiten acceder a múltiples redes de recarga con una sola suscripción. Las alianzas con fabricantes, aseguradoras, comercios y operadores de movilidad compartida pueden crear ecosistemas robustos y atractivos para el usuario final.
El desconocimiento y la desconfianza son barreras importantes. Las utilities pueden posicionarse como asesores de confianza, ofreciendo información clara sobre incentivos, beneficios ambientales y económicos, y facilitando pruebas de manejo o programas piloto para flotas empresariales.
La transición hacia la movilidad eléctrica en América Latina es una oportunidad histórica para que las utilities redefinan su rol y lideren la transformación energética. Invirtiendo en infraestructura, digitalización, datos y experiencia del usuario, pueden acelerar la adopción de vehículos eléctricos y contribuir a un futuro más sostenible, competitivo e inclusivo para la región. El momento de actuar es ahora: quienes lideren este cambio serán los protagonistas de la movilidad del mañana en América Latina.