En América Latina, las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) constituyen el motor fundamental de la economía, representando más del 90% de las empresas y generando una parte significativa del empleo formal. Sin embargo, a pesar de su importancia, las PYMEs enfrentan barreras persistentes para acceder a servicios financieros, especialmente en el ámbito del comercio internacional y la financiación de sus operaciones. La digitalización de la banca de comercio emerge como una solución clave para superar estos desafíos y desbloquear el potencial de crecimiento de las PYMEs latinoamericanas.
El comercio internacional sigue siendo un motor vital de crecimiento, pero la financiación de estas operaciones se ha mantenido, en gran medida, anclada en procesos manuales, costosos y lentos. Según estimaciones internacionales, la falta de acceso a financiamiento comercial genera un déficit global de más de 1,5 billones de dólares, afectando de manera desproporcionada a las PYMEs. En América Latina, muchas empresas pequeñas y medianas son rechazadas para financiamiento hasta en un 50% de las veces, y dos tercios de ellas no encuentran alternativas viables.
Las razones son múltiples: procesos de aprobación lentos, requisitos documentales difíciles de cumplir, productos bancarios poco adaptados a las necesidades reales de las PYMEs y una falta de integración entre los actores del ecosistema comercial (bancos, aduanas, proveedores logísticos, etc.). Esto genera cuellos de botella que limitan la capacidad de las PYMEs para competir y crecer, tanto a nivel local como internacional.
La acelerada adopción de tecnologías digitales en la región, impulsada por la pandemia y la necesidad de resiliencia, ha abierto nuevas oportunidades para transformar la banca de comercio. Las PYMEs latinoamericanas están cada vez más familiarizadas con ventas en línea, pagos digitales y herramientas empresariales en la nube. Los bancos y fintechs están respondiendo con plataformas digitales que automatizan procesos, reducen tiempos de aprobación y ofrecen soluciones integradas.
Para que la digitalización de la banca de comercio tenga un impacto real en las PYMEs latinoamericanas, es fundamental considerar las particularidades regulatorias, económicas y culturales de la región. Países como México, Colombia y Chile han avanzado en marcos de open banking y en la promoción de la inclusión financiera, pero aún existen retos en materia de interoperabilidad, confianza y educación digital.
La digitalización de la banca de comercio no solo se trata de eficiencia y velocidad, sino de construir relaciones de confianza, transparencia y valor duradero con las PYMEs. Los bancos y fintechs que logren ofrecer procesos predecibles, mayor visibilidad y control a sus clientes, y evolucionen hacia un rol de socios estratégicos, serán los que lideren la próxima ola de crecimiento en la región.
En definitiva, la transformación digital de la banca de comercio representa una oportunidad única para cerrar la brecha de financiamiento, impulsar la competitividad de las PYMEs latinoamericanas y contribuir al desarrollo económico sostenible de la región.
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