En América Latina, la transformación digital avanza a pasos agigantados, pero aún persisten desafíos fundamentales para garantizar que todos los ciudadanos puedan beneficiarse de los avances tecnológicos. Uno de los retos más urgentes y, a menudo, subestimados, es la accesibilidad digital: la capacidad de que cualquier persona, independientemente de sus habilidades o discapacidades, pueda interactuar plenamente con productos, servicios y contenidos digitales. En el contexto latinoamericano, donde la diversidad social y la brecha digital son realidades palpables, la accesibilidad no es solo una cuestión de cumplimiento normativo, sino una oportunidad estratégica y ética para las organizaciones públicas y privadas.
La región cuenta con más de 85 millones de personas con discapacidad, según la CEPAL, y una población que envejece rápidamente. Además, la digitalización acelerada por la pandemia ha hecho que servicios esenciales —banca, salud, educación, gobierno— migren a plataformas digitales. Si estas soluciones no son accesibles, se corre el riesgo de excluir a millones de personas, perpetuando desigualdades y desaprovechando un mercado significativo.
La accesibilidad digital no solo beneficia a las personas con discapacidad. Las soluciones inclusivas mejoran la experiencia de todos los usuarios: adultos mayores, personas con baja conectividad, usuarios de dispositivos móviles o quienes enfrentan barreras temporales (como una fractura o una situación de ruido ambiental). En países como México, Brasil, Colombia y Argentina, donde la penetración de smartphones supera el 70%, el diseño accesible es clave para llegar a toda la población.
A pesar de los avances en legislación —como la Ley Brasileña de Inclusión o la Ley 26.653 en Argentina—, la implementación efectiva de la accesibilidad digital sigue siendo limitada. Muchas organizaciones la ven como un requisito técnico o un "checklist" de cumplimiento, en vez de integrarla desde el inicio en la estrategia de producto y experiencia de usuario. Además, la falta de formación en accesibilidad en carreras tecnológicas y de diseño perpetúa la brecha.
Sin embargo, las oportunidades son enormes. Las empresas y gobiernos que adoptan un enfoque inclusivo pueden diferenciarse, ampliar su base de usuarios y fortalecer su reputación. La accesibilidad fomenta la innovación: soluciones como la transcripción automática, el reconocimiento de voz, la autenticación biométrica y los asistentes virtuales, inicialmente pensadas para personas con discapacidad, hoy benefician a todos.
En América Latina, la accesibilidad digital es una palanca para la innovación, la inclusión y el crecimiento sostenible. Las organizaciones que lideran en este ámbito no solo cumplen con la ley, sino que demuestran un compromiso genuino con la diversidad y la equidad. Además, acceden a un mercado más amplio y mejoran la satisfacción y lealtad de sus usuarios.
La transformación digital solo será verdaderamente transformadora si es accesible para todos. En un continente tan diverso y resiliente como el nuestro, la accesibilidad digital es el camino para construir sociedades más justas, competitivas y humanas.
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