La transformación digital está revolucionando la manera en que los gobiernos y las instituciones públicas de América Latina abordan los desafíos sociales más urgentes. Más allá de la modernización tecnológica, se trata de poner a las personas en el centro, derribando silos tradicionales y creando soluciones integrales que promuevan la equidad, la eficiencia y un impacto real en la vida de los ciudadanos.
La pandemia de COVID-19 expuso las limitaciones de los sistemas heredados en la entrega de ayuda de emergencia. En países como México, miles de familias enfrentaron la pérdida de empleo y el riesgo de quedarse sin hogar. Los sistemas basados en formularios en papel y revisiones manuales rápidamente se vieron desbordados. La respuesta fue clara: era necesario un enfoque digital, centrado en el usuario y capaz de escalar rápidamente.
La experiencia de transformación digital en la asistencia de alquiler en Carolina del Norte, EE. UU., ofrece lecciones valiosas para América Latina. Allí, la implementación de un portal en la nube permitió a los residentes solicitar ayuda desde cualquier dispositivo, en cualquier momento. Los resultados fueron contundentes:
Este modelo puede adaptarse a la realidad latinoamericana, donde la agilidad, la transparencia y la inclusión digital son esenciales para que nadie quede fuera del sistema de protección social.
El mismo enfoque digital que transformó la asistencia habitacional está impulsando avances en la justicia y los servicios sociales. Por ejemplo, la digitalización de expedientes judiciales y la automatización de flujos de trabajo en defensorías públicas permiten que los abogados accedan a información completa y actualizada, mejorando la representación y reduciendo el riesgo de que personas vulnerables caigan en ciclos de exclusión.
En América Latina, donde la fragmentación de datos y la burocracia suelen ser barreras, la centralización de información y la automatización de procesos pueden acelerar la entrega de servicios, reducir errores y liberar al personal para tareas de mayor valor humano.
La equidad digital es un reto clave en la región, especialmente en zonas rurales o con baja conectividad. Las soluciones deben ser móviles, de bajo consumo de datos y ofrecer capacidades offline. Además, el acceso omnicanal—permitiendo solicitudes en línea, por teléfono o a través de organizaciones comunitarias—es fundamental para no dejar atrás a quienes tienen menor alfabetización digital.
La experiencia internacional demuestra que la transformación digital puede:
En México, la adopción de estos principios puede fortalecer la resiliencia social, mejorar la respuesta ante crisis y sentar las bases para una administración pública más humana y eficiente.
La transformación digital en los servicios públicos de América Latina no es solo una cuestión de eficiencia, sino de dignidad, equidad y esperanza. Al poner a las personas en el centro y aprovechar la innovación digital, los gobiernos pueden evitar que individuos y familias caigan en la exclusión, mejorar el acceso a servicios esenciales y lograr resultados holísticos y sostenibles.
¿Está listo para reimaginar el impacto de su institución? Trabajemos juntos para construir soluciones digitales que cambien vidas, fortalezcan comunidades y establezcan nuevos estándares para el servicio público en América Latina.