En el dinámico entorno digital de América Latina, las empresas de productos de consumo y bienes de consumo masivo (CPG) enfrentan un desafío crucial: cómo construir relaciones directas y de confianza con los consumidores en un contexto donde la privacidad de los datos y la desaparición de las cookies de terceros están redefiniendo las reglas del juego. Países como México, con su acelerada digitalización y un marco regulatorio en evolución, ofrecen un terreno fértil para que las marcas innoven en la gestión y el intercambio de valor de los datos.
La eliminación progresiva de las cookies de terceros y la adopción de regulaciones de privacidad, como la Ley Federal de Protección de Datos Personales en Posesión de los Particulares (LFPDPPP) en México, obligan a las marcas a repensar cómo recolectan, gestionan y activan los datos de sus clientes. Tradicionalmente, las marcas CPG dependían de los retailers para obtener insights sobre los consumidores, lo que limitaba su capacidad de personalizar experiencias o construir lealtad directa. Hoy, la digitalización y la demanda de mayor control por parte de los consumidores exigen estrategias de datos de primera mano (first-party data) y un enfoque centrado en el valor y la transparencia.
El principio fundamental es claro: los consumidores mexicanos están dispuestos a compartir sus datos si reciben beneficios tangibles y claros a cambio. Sin embargo, estudios recientes muestran que una parte significativa de los consumidores percibe que sus datos valen más que los servicios que reciben. Para cerrar esta brecha, las marcas deben:
Programas de lealtad, comunidades digitales y canales directos al consumidor (D2C) son mecanismos clave para establecer este intercambio de valor. Al invitar a los consumidores a participar activamente, las marcas pueden recolectar datos de primera mano con consentimiento explícito, profundizando la relación y fomentando la lealtad a largo plazo.
El modelo D2C está transformando el panorama de CPG en México. A través de sitios web propios, aplicaciones o servicios de suscripción, las marcas pueden:
Los programas de lealtad, por su parte, refuerzan este enfoque al recompensar la participación y el intercambio de datos. Ya sea mediante puntos, experiencias exclusivas u ofertas personalizadas, estos programas crean una relación mutuamente beneficiosa: el consumidor recibe valor y la marca obtiene insights accionables.
Uno de los mayores retos para las marcas en México es la fragmentación de los datos a través de múltiples puntos de contacto y socios. Las CDP son esenciales para superar este obstáculo, ya que permiten:
En México, la privacidad ya no es solo un requisito legal, sino un diferenciador de marca. Adoptar un enfoque de privacidad desde el diseño implica:
Las marcas que lideran con transparencia y empoderan a los consumidores con control sobre sus datos se diferenciarán, ganando confianza y datos más ricos a cambio.
Para prosperar en el futuro cookieless y centrado en la privacidad, las marcas CPG deben:
Construir confianza en el manejo de datos no es solo mitigar riesgos, sino activar un motor estratégico de crecimiento. Las marcas que lideran con transparencia, control y valor desbloquearán datos más ricos, mayor engagement y lealtad duradera. En un mercado tan competitivo y diverso como el mexicano, la capacidad de adaptarse a las preferencias individuales será el sello de la próxima generación de marcas centradas en el cliente.
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