En los últimos años, los Centros de Capacidades Globales (GCCs, por sus siglas en inglés) han dejado de ser simples centros de eficiencia operativa para convertirse en motores estratégicos de innovación y transformación digital. Si bien India ha liderado esta evolución, América Latina está en una posición única para aprovechar este modelo y adaptarlo a sus propias realidades económicas, regulatorias y culturales. Para los ejecutivos latinoamericanos, entender cómo los GCCs pueden impulsar el crecimiento y la competitividad es clave para navegar el futuro digital de la región.
Tradicionalmente, los GCCs se establecían en mercados emergentes para aprovechar ventajas de costos y talento. Sin embargo, la narrativa ha cambiado: hoy, las organizaciones buscan que sus GCCs sean centros de innovación, desarrollo de productos digitales y transformación de la experiencia del cliente. En América Latina, países como México, Colombia, Argentina y Chile ya cuentan con ecosistemas tecnológicos robustos y talento digital en crecimiento, lo que los posiciona como destinos atractivos para la expansión de GCCs.
El reto para la región es trascender el modelo de "arbitraje de costos" y evolucionar hacia el "arbitraje de habilidades" y, finalmente, el "arbitraje de innovación". Esto implica que los GCCs latinoamericanos no solo ejecuten tareas, sino que lideren iniciativas estratégicas, desarrollen productos y soluciones basadas en inteligencia artificial, y contribuyan directamente a la visión global de la empresa.
El talento es el recurso más valioso para cualquier GCC. América Latina cuenta con una población joven, creativa y cada vez más capacitada en áreas como ingeniería, análisis de datos, experiencia de usuario y desarrollo de productos digitales. Sin embargo, la competencia global por el talento es feroz. Para atraer y retener a los mejores, las empresas deben ofrecer oportunidades de aprendizaje continuo, movilidad internacional, diversidad e inclusión, y modelos de trabajo flexibles que respondan a las expectativas de las nuevas generaciones.
Además, la integración cultural es fundamental. Los GCCs exitosos en la región son aquellos que logran alinear la cultura local con la visión y valores de la organización global, empoderando a los equipos latinoamericanos para tomar decisiones, proponer ideas y liderar proyectos de alto impacto.
La adopción de tecnologías avanzadas como inteligencia artificial, automatización y computación en la nube es un diferenciador clave para los GCCs en América Latina. No se trata solo de implementar nuevas herramientas, sino de integrarlas en el núcleo del negocio para transformar procesos, crear nuevos productos y mejorar la experiencia del cliente.
El desafío para la región es pasar de proyectos piloto aislados a implementaciones a escala que generen valor tangible. Esto requiere una visión holística que combine tecnología, talento, cultura y gobernanza, así como alianzas estratégicas con startups, universidades y proveedores tecnológicos locales e internacionales.
Cada vez más, las empresas optan por modelos híbridos que combinan capacidades internas (GCCs) con alianzas externas (proveedores de servicios, startups, universidades). Este enfoque permite acceder a una mayor diversidad de habilidades, acelerar la innovación y adaptarse rápidamente a los cambios del mercado. En América Latina, donde la colaboración y la resiliencia son parte del ADN empresarial, este modelo puede ser especialmente efectivo para escalar soluciones y compartir mejores prácticas entre países y sectores.
Hacer negocios en América Latina implica navegar entornos regulatorios complejos y cambiantes, desde la protección de datos hasta la localización de servicios y la gestión de riesgos fiscales y laborales. Los GCCs deben diseñarse con flexibilidad y cumplimiento en mente, adaptando sus operaciones a las particularidades de cada país y anticipando cambios normativos que puedan impactar la continuidad del negocio.
El potencial de los GCCs en América Latina es enorme, pero su éxito dependerá de la capacidad de las empresas para invertir en talento, tecnología y cultura, y de su disposición para asumir un rol protagónico en la estrategia global de innovación. Los ejecutivos latinoamericanos tienen la oportunidad de transformar sus centros en verdaderos motores de crecimiento, capaces de exportar innovación y talento al mundo.
En un entorno global cada vez más digital y competitivo, los GCCs en América Latina pueden ser la clave para que la región no solo participe, sino que lidere la próxima ola de transformación empresarial.