En América Latina, las pequeñas y medianas empresas (PYMEs) representan el motor de la economía, generando empleo, innovación y desarrollo local. Sin embargo, a pesar de su importancia, las PYMEs enfrentan barreras históricas para acceder a servicios financieros, especialmente en el ámbito del financiamiento comercial y la banca transaccional. La brecha de financiamiento para PYMEs en la región supera los 1.5 billones de dólares a nivel global, y los procesos tradicionales, manuales y fragmentados de la banca han dejado a muchas empresas fuera del sistema formal. Hoy, la transformación digital y la innovación abierta ofrecen una oportunidad única para cambiar este panorama y posicionar a la banca latinoamericana como un verdadero socio estratégico para las PYMEs.
Tradicionalmente, la banca para PYMEs en América Latina ha estado marcada por procesos lentos, uso intensivo de papel y una visión centrada en el producto bancario, no en las necesidades reales del empresario. Esto ha generado altos índices de rechazo en solicitudes de financiamiento y una experiencia poco personalizada. Sin embargo, la digitalización acelerada por la pandemia y la adopción de tecnologías como la nube, APIs abiertas y la inteligencia artificial están permitiendo a los bancos latinoamericanos reimaginar su propuesta de valor.
Las plataformas abiertas permiten la integración de servicios de terceros —desde fintechs hasta proveedores de logística y software contable— creando ecosistemas digitales donde las PYMEs pueden gestionar pagos, financiamiento, nómina y hasta la trazabilidad de sus operaciones en un solo lugar. Este enfoque reduce la fricción operativa, acelera la toma de decisiones y habilita nuevos modelos de negocio.
La clave de la innovación abierta es la interoperabilidad y el uso inteligente de los datos. Al conectar sistemas bancarios con plataformas externas mediante APIs, los bancos pueden acceder a información en tiempo real sobre las operaciones de sus clientes, permitiendo evaluaciones de riesgo más precisas y ofertas personalizadas. Por ejemplo, la integración con sistemas de facturación electrónica o plataformas de e-commerce permite a los bancos analizar flujos de caja y comportamiento comercial, facilitando el acceso a créditos ágiles y adaptados a la realidad de cada PYME.
Además, la automatización de procesos mediante inteligencia artificial y machine learning permite reducir los tiempos de onboarding y aprobación de créditos de semanas a horas, algo fundamental en mercados donde la liquidez y la velocidad son críticas para la supervivencia de las empresas.
En países como México, Colombia y Chile, la colaboración entre bancos, fintechs, proveedores de tecnología y hasta empresas de logística está dando lugar a soluciones integrales para las PYMEs. Por ejemplo, la posibilidad de gestionar pagos internacionales, financiamiento de exportaciones, seguros y seguimiento de mercancías desde una sola plataforma digital es cada vez más una realidad. Este modelo de ecosistema no solo reduce costos y riesgos, sino que también impulsa la inclusión financiera y la formalización de miles de empresas que antes operaban en la informalidad.
Para que los bancos latinoamericanos capitalicen esta oportunidad, es fundamental:
La transformación digital de la banca para PYMEs en América Latina no es solo una cuestión tecnológica, sino una oportunidad para construir relaciones de largo plazo basadas en la confianza, la transparencia y el valor compartido. Los bancos que logren orquestar ecosistemas colaborativos, aprovechar el poder de los datos y ofrecer experiencias digitales integrales estarán mejor posicionados para liderar el crecimiento económico de la región y convertirse en aliados indispensables para las PYMEs del futuro.
¿Listo para liderar la próxima ola de innovación en la banca PYME latinoamericana? La oportunidad está aquí y ahora.