En el contexto de la transición energética global, las utilities en América Latina enfrentan el reto de transformar la experiencia del cliente, especialmente ante la creciente demanda de tecnologías bajas en carbono como vehículos eléctricos, paneles solares y bombas de calor. La digitalización del proceso de conexión de estas tecnologías a la red eléctrica es fundamental para satisfacer las expectativas de los clientes, cumplir con los objetivos de descarbonización y optimizar los recursos operativos.
Tradicionalmente, el proceso de conexión de nuevas tecnologías a la red ha sido lento, manual y poco transparente. Los clientes, ya sean residenciales o comerciales, suelen enfrentarse a formularios en papel, roles poco claros entre utilities e instaladores, y escasas opciones de autoservicio. Esto genera frustración, retrasa la adopción de soluciones sostenibles y sobrecarga a las utilities, dificultando el cumplimiento de plazos regulatorios y metas estratégicas.
A partir de experiencias internacionales y adaptando las mejores prácticas al contexto latinoamericano, las utilities pueden avanzar en cuatro frentes clave:
En México, la digitalización de la experiencia del cliente en utilities cobra especial relevancia por la diversidad regulatoria entre estados, la necesidad de inclusión digital y la rápida urbanización. Las utilities mexicanas deben priorizar plataformas digitales modulares y escalables, capaces de adaptarse a cambios regulatorios y a la demanda creciente de energías limpias. Además, la accesibilidad y el diseño móvil son esenciales para atender a una población diversa y en expansión.
La integración de inteligencia artificial y análisis de datos permite personalizar la comunicación, prever impactos en la red y optimizar la asignación de recursos. Proyectos piloto, como el uso de notificaciones digitales y gamificación para incentivar el uso eficiente de la energía, ya han demostrado su eficacia en la región.
Para avanzar, las utilities en México y América Latina deben:
La transformación digital del viaje cliente no solo es un reto, sino una oportunidad para empoderar a los usuarios, optimizar operaciones y acelerar la transición energética en América Latina. Las utilities que adopten estas estrategias estarán mejor posicionadas para liderar el cambio, fortalecer la lealtad del cliente y contribuir a un futuro más sostenible y competitivo en la región.