En América Latina, la revolución de la banca digital y las finanzas embebidas está transformando radicalmente la manera en que las empresas interactúan, transaccionan y crecen. El auge del comercio electrónico B2B, la digitalización de las cadenas de suministro y la integración de servicios financieros en plataformas no bancarias están redefiniendo el panorama competitivo para bancos, fintechs y empresas de todos los sectores. Para los ejecutivos latinoamericanos, entender y capitalizar estas tendencias es clave para mantener la relevancia y acelerar el crecimiento en un entorno cada vez más digital y regulado.
Las finanzas embebidas consisten en la integración de servicios financieros—pagos, préstamos, seguros e incluso capacidades bancarias completas—dentro de plataformas y flujos de trabajo de empresas no financieras. En vez de redirigir a los clientes a un banco, estos servicios se ofrecen en el punto de necesidad, de forma invisible y fluida. En el contexto B2B, esto significa que un marketplace puede ofrecer créditos instantáneos a sus vendedores, una empresa logística puede facilitar pagos en tiempo real a sus proveedores, o un retailer puede brindar financiamiento a sus socios comerciales, todo sin que el usuario final interactúe directamente con un banco tradicional.
La región vive una explosión del comercio electrónico B2B, con proyecciones que superan los 20 billones de dólares a nivel global para 2027. En países como México, la digitalización de operaciones y cadenas de suministro ha acelerado la demanda de soluciones financieras integradas. Las empresas buscan simplificar pagos, optimizar el flujo de caja y acceder a capital de trabajo directamente desde las plataformas que ya utilizan. Además, la presión competitiva de fintechs y grandes tecnológicas, junto con la evolución regulatoria (como la adopción de estándares ISO 20022 y la promoción de la interoperabilidad), está impulsando a bancos y empresas a innovar rápidamente.
Para los bancos tradicionales, las finanzas embebidas representan tanto una amenaza como una oportunidad. Por un lado, corren el riesgo de ser desintermediados y relegados a un papel de "plomería" financiera. Por otro, pueden asociarse con plataformas no bancarias para llegar a nuevos segmentos, aprovechar datos transaccionales en tiempo real y evolucionar hacia modelos de negocio basados en plataformas y ecosistemas.
Las empresas no financieras, por su parte, pueden diferenciarse ofreciendo experiencias de pago invisibles, acceso a crédito y servicios de valor agregado a sus clientes y socios. Sin embargo, deben navegar retos como la integración con sistemas legados, la gestión de riesgos y el cumplimiento normativo en un entorno regulatorio que varía significativamente entre países latinoamericanos.
La modernización de los sistemas de pago es fundamental para capitalizar las oportunidades de las finanzas embebidas. Adoptar arquitecturas cloud-native, plataformas API-first y modelos de pagos como servicio permite a bancos y empresas lanzar productos rápidamente, escalar operaciones y adaptarse a cambios regulatorios y de mercado. La inteligencia artificial y la automatización son aliados clave para prevenir fraudes, optimizar la eficiencia operativa y personalizar la experiencia de usuario.
En México, por ejemplo, la reciente regulación sobre pagos electrónicos y la promoción de la interoperabilidad han abierto la puerta a la innovación en pagos instantáneos y servicios embebidos, permitiendo a bancos medianos y grandes competir con fintechs y gigantes tecnológicos en igualdad de condiciones.
La tendencia es clara: las fronteras entre bancos, fintechs y empresas tradicionales seguirán difuminándose. Los ganadores serán aquellos que logren ofrecer servicios financieros integrados, ágiles y centrados en el cliente, aprovechando la tecnología y los datos para anticipar necesidades y crear nuevos modelos de negocio. En América Latina, donde la inclusión financiera y la digitalización avanzan a ritmos acelerados pero desiguales, las finanzas embebidas y la modernización de pagos representan una oportunidad única para transformar industrias y democratizar el acceso a servicios financieros.
¿Listo para liderar la próxima ola de innovación financiera en la región? El momento de actuar es ahora.