En los últimos años, la industria de viajes en América Latina ha experimentado una transformación profunda. Lo que comenzó como una respuesta a las restricciones de la pandemia se ha consolidado como un cambio estructural: los viajes locales y domésticos han pasado a ser el motor principal del sector. Para los ejecutivos latinoamericanos, entender y capitalizar esta tendencia es clave para asegurar la resiliencia y el crecimiento de sus negocios en un entorno cada vez más digital y competitivo.
El viajero latinoamericano de hoy es más digital, exigente y busca experiencias seguras, flexibles y personalizadas. La salud y la seguridad se han convertido en requisitos innegociables, pero también lo son la facilidad para modificar o cancelar reservas, la inmediatez en la información y la posibilidad de acceder a servicios sin contacto físico. Además, la adopción del trabajo remoto ha difuminado las líneas entre el viaje de negocios y el de placer, creando nuevos segmentos y oportunidades para las marcas.
La consolidación de datos de clientes en plataformas unificadas permite segmentar y personalizar ofertas en tiempo real. Por ejemplo, identificar a viajeros que antes eran corporativos y ahora buscan escapadas familiares, o adaptar promociones según el comportamiento digital y la ubicación del usuario.
La adopción de check-in/check-out móvil, llaves digitales, pagos electrónicos y kioscos inteligentes no solo mejora la seguridad, sino que optimiza la experiencia y reduce costos operativos. Para hoteles independientes o pequeñas cadenas, asociarse con proveedores tecnológicos puede acelerar la implementación sin grandes inversiones.
La incertidumbre regulatoria en la región exige equipos multidisciplinarios capaces de actualizar información, ofertas y protocolos en tiempo real. Sistemas de gestión de contenido localizados y canales directos (apps, WhatsApp, SMS) son esenciales para mantener la confianza y la lealtad del cliente.
Rediseñar los programas de lealtad para incluir recompensas canjeables en experiencias locales, estancias flexibles o paquetes wellness puede atraer a nuevos segmentos. Colaborar con negocios regionales para ofrecer beneficios exclusivos refuerza la propuesta de valor y el impacto económico local.
El auge del viaje doméstico abre oportunidades para crear marketplaces digitales que integren alojamiento, actividades, transporte y retail. La venta cruzada y la monetización de la audiencia digital a través de alianzas estratégicas pueden generar nuevas fuentes de ingresos.
La diversidad de marcos regulatorios en América Latina exige una visión local y flexible. Las empresas deben estar preparadas para adaptarse a cambios repentinos en restricciones sanitarias, políticas de movilidad y requisitos de documentación. La inversión en tecnología ágil y la capacitación continua del personal son fundamentales para navegar este entorno.
El auge del viaje local y doméstico no es una tendencia pasajera, sino un catalizador de transformación a largo plazo. Las marcas que adopten una estrategia digital centrada en el cliente, inviertan en tecnología escalable y fomenten la innovación continua estarán mejor posicionadas para capturar la nueva demanda, construir operaciones resilientes y fidelizar a los viajeros latinoamericanos.
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