En el dinámico entorno digital de América Latina, las organizaciones enfrentan una decisión crucial: ¿seguir abordando la transformación como una serie de proyectos finitos o adoptar una mentalidad de producto que impulse valor continuo, innovación y resiliencia? La diferencia va mucho más allá de la semántica; implica un cambio fundamental en la forma en que las empresas operan, colaboran y logran resultados sostenibles en mercados tan cambiantes como los latinoamericanos.
El enfoque tradicional basado en proyectos se construye sobre alcances, presupuestos y cronogramas fijos. Si bien puede ofrecer resultados a corto plazo, suele generar equipos aislados, experiencias fragmentadas para el cliente y oportunidades perdidas de mejora continua. En contraste, una mentalidad de producto es impulsada por el valor y enfocada en los resultados. Los productos son entidades vivas, que evolucionan en respuesta a las necesidades del cliente, los cambios del mercado y los avances tecnológicos. Este enfoque abarca no solo la tecnología, sino también personas, procesos, políticas y cultura, sentando las bases para una transformación sostenible a nivel empresarial.
La transformación comienza con las personas. Los líderes deben fomentar una cultura que empodere a los equipos para innovar, experimentar y aprender. Esto implica:
Un modelo operativo centrado en el producto rompe los silos y alinea a los equipos en torno a los recorridos del cliente y los resultados de negocio. El modelo de pods—equipos multifuncionales que idean, construyen e iteran juntos—acelera la toma de decisiones y la entrega, conectando la estrategia con la ejecución y permitiendo una respuesta ágil a los cambios del mercado.
Los líderes desempeñan un papel clave en la sostenibilidad de la transformación. Deben comunicar una visión clara, ser transparentes sobre el tiempo y la inversión requeridos, y modelar audacia, confianza y adaptabilidad, apostando por sus equipos y eliminando barreras al cambio.
En México, donde la digitalización avanza rápidamente pero aún existen retos de integración tecnológica y alineación organizacional, adoptar una mentalidad de producto puede marcar la diferencia. Las empresas mexicanas que han migrado de proyectos aislados a productos digitales gestionados de forma continua han logrado acelerar la innovación, mejorar la experiencia del cliente y responder con agilidad a cambios regulatorios y de mercado. La colaboración entre áreas de negocio, tecnología y experiencia de usuario, junto con la medición constante de resultados, ha permitido a estas organizaciones mantenerse relevantes y competitivas en un entorno cada vez más digital.
La transición de proyecto a producto es transformadora, pero alcanzable con la mentalidad, el modelo operativo y los socios adecuados. Adoptar una mentalidad de producto permite a las organizaciones latinoamericanas entregar valor de forma continua, adaptarse al cambio y liderar en sus mercados. ¿Estás listo para iniciar el viaje hacia una transformación digital sostenible? El momento de evolucionar es ahora.